Y lo mismo para la futura reina, Letizia, faltaría más. Para solaz y divertimento de las señoras entradas en edad, que comentarán la jugada en la peluquería o en la cola de la pescadería. Aparte de que ya están poniendo en marcha la maquinaria para que el día de autos la cita con la historia esté convenientemente cubierta, y no haya ser en la faz de la tierra que no tenga su oportuna ración de coronación. Es por ésa misma razón, y no otra, por lo que mi referencia al tema de marras termina justo aquí.
Me preocupan mucho más las vicisitudes diarias de la gente. Del vecino que se queda sin trabajo. Del negocio de toda la vida que ha tenido que cerrar sus puertas. Del anciano al que le han recortado la pensión o le han privado de la gratuidad de las medicinas en la Seguridad Social, después de haber cotizado toda la vida. O de cómo hay niños en este país que logran hacer una comida decente al día porque se quedan en el comedor del colegio en vez de comer en casa, en la cual no hay nada para llevarse a la panza. Si, han leído bien. En este país, España, el cual va a pagar una prima de setecientos cincuenta mil euros a cada jugador de la selección de futbol si ganan el mundial, por supuesto, en el país en el que hace apenas siete años considerábamos tontos del ciruelo a aquellos desgraciados que ´sólo´ cobraban una nómina de mil euros de mierda –conozco a más de uno, y seguro que ustedes también, que mataría por esos mil euros en este momento-, en el país en el que si no trabajabas en una constructora, en una promotora, o en una inmobiliaria, eras un completo papanatas. En este país, como digo, hay niños que en pleno siglo veintiuno pasan hambre.
La noticia, realmente, no es nueva. Se pasea de tarde en tarde en las tertulias televisivas y en los noticieros, pero como es una realidad que nos pilla lejos, algo impersonal, pues como que no le prestamos demasiado caso. Es como cuando vemos a los inmigrantes en las playas de Cádiz, derrotados de hambre y frío al cruzar el Estrecho, o cuando los vemos saltar la valla que divide a Marruecos de España, allá en Melilla. Salen las imágenes por la tele y parece una película, con cierta pincelada de irrealidad. Me llamó en este caso la atención porque la noticia venía detrás de otra que narraba las bonanzas de las cifras macroeconómicas. El Ibex subiendo y la prima de riesgo bajando, lo cual tiene que ser bueno que te rilas. Para los grandes capitales, supongo. Salía mi querida y valorada Mariloli de Cospedal, encantada por la noticia, anunciando a los compatriotas los parabienes que nos trae el bono a diez años. Y una vez terminó la perorata y la autocomplacencia salieron las otras imágenes. Las de la España real. Las de la gente de la calle. Y con ellas la verdad. La cruda y triste realidad que nos enseña que hay asociaciones de padres de alumnos que les piden a los colegios donde estudian sus hijos que no cierren las puertas del comedor en verano, ya que la única comida decente que hacen sus vástagos en el día es la que le dan en el colegio. Bancos y políticos agradecidos y niños que pasan hambre.
Estampa contrapuesta. Aunque pueda sonar a eslogan barato y facilón va a ser cierto aquello de que esta crisis dejará a los ricos más ricos, y a los pobres más pobres. La clase media, aquella que nos dejó la salida de la época franquista y la entrada en la Comunidad Económica Europea, en la década de los ochenta, ni está ni se le espera. Desaparecida en combate. Uno de los mayores logros de este país tirados a la basura. Cuántas energías gastadas para nada. Le meten a Bankia nosecuántos cientos de millones de euros para apañar sus cuentas y no se pueden mantener abiertos los comedores escolares para que los críos coman algo decente durante el verano. O las urgencias de los hospitales. Tanto monta, monta tanto. Mísera España, mísera crisis económica y mísero sistema capitalista. Para que luego salga Mariloli vendiéndonos la moto de la prima de riesgo por debajo de los ciento cincuenta puntos, o a Soraya Sáenz de Santamaría diciéndonos que todo va del carajo.
Ahora en éstos días nos darán nuestra ración de circo, para que nos olvidemos por una temporada de la realidad que nos rodea. Alabado sea Mariano. El mundial de futbol en ciernes y la coronación del primogénito. A llenar periódicos y tertulias televisivas. Las penurias, si son con futbol, son menos penas. Sin embargo las barrigas de los niños crujen de hambre, y a éstos no se les contenta con una ración de monarquía. ¿Ven porqué razón lo del príncipe me importa bastante poco?
El rey, el príncipe y su esposa seguro que comen caliente todos los días.
Fuente: diarioestepona.com
“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley.
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